Los docurealities suben la audiencia de la TDT
Las cadenas generalistas de España no dejan de mirar de reojo a los canales de TDT. Éstos se han convertido en un laboratorio donde se testa la viabilidad que pueden tener algunos de sus formatos para formar parte de la primera división de la televisión. En la primera línea de salida están los «docurealities», un formato que tiene como protagonistas a personas reales que, bien sea en las situaciones más comunes o en las más extraordinarias, van ganando seguidores emisión tras emisión, hasta convertirse en los «programas refugio» de los espectadores que buscan huir de espacios más convencionales.
Hace unos días se anunció que Atresmedia estaba más que interesada en hacer la adaptación española de «Empeños a lo bestia», una de las joyas de su canal Xplora, que se emitiría presumiblemente en laSexta, donde ya triunfa el «docureality» «Pesadilla en la cocina». Sin apenas hacer ruido, este programa que fija su objetivo en los propietarios y clientes de la tienda de empeños American Jewelry and Loan, sita en Detroit, está consiguiendo unos picos de audiencia del 4 por ciento, una cifra más que respetable para un canal temático. No es de extrañar que suscite tanto interés, ya que American Jewelry and Loan es un vivero de situaciones cuanto menos curiosas: un atleta que acude para vender las medallas que ganó en unos Juegos Olímpicos, gente que pretende sacar un puñado de dólares por objetos tan variopintos como una mesa de ginecólogo, urinarios públicos o aparatos para broncearse… todo ello se sazona con los dramas y tensiones que se viven en el día a día. El espectáculo está servido y lo mejor de todo es que los gastos de producción son ajustadísimos.
«Empeños a lo bestia» no es el único «docureality» susceptible de ser programado por una cadena generalista o de tener una versión ajustada a los gustos de los espectadores de nuestro país, ya que las temáticas se ha convertido en un vivero. Dentro del género de subastas, «Perdido-vendido», que emite Discovery Max, deja a los espectadores con la boca abierta al ver cómo unos avispados especialistas en pujas recorren Estados Unidos en busca de los objetos más codiciados que contienen los equipajes que no se reclaman en los aeropuertos o en las estaciones de trenes. En ocasiones están en juego miles de dólares. El programa hace valer el suspense dramático que provoca saber el valor real de esos objetos, la historia que atesoran, que a veces no puede ser más surrealista.
El canal temático Divinity también ha encontrado una de sus señas de identidad en los «docurealities» domésticos que están dedicados a una audiencia femenina.
Redecorar la vida
Los programas dedicados al interiorismo y el diseño ocupan un lugar privilegiado en su parrilla con títulos como las producciones canadienses «Los asaltacasas» o «Tu casa a juicio». Ambos espacios son la versión televisada de las revistas de decoración con el añadido de presentar unos pseudramas familiares a cuenta de una cocina que se cae a trozos, un salón en que los protagonistas sólo caben de canto o un dormitorio sombrío con unas dimensiones tan pequeñas que sólo se puede comparar con un ataud. el objetivo de los diseñadores y agentes inmobiliarios es hacer de una casa cochambrosa una mansión digna de aparecer en el próximo número de «El mueble».
Uno de los programas con más tirón y que promete emociones más fuertes es «Catfish, mentiras en la red». En la actualidad lo emite la cadena MTV, con una audiencia del 0,8 por ciento de cuota de pantalla, tres décimas por encima de la media de la cadena, que está en un 0,5 por ciento de «share». Conducido por el productor, actor y fotógrafo Nev Schulman, los verdaderos protagonistas son las personas que han establecido una relación amorosa con alguien a través de internet. La misión de Schulman es investigar la verdadera identidad de estas parejas virtuales. En la mayoría de los casos, los enamorados se llevan un chasco, ya que el hombre o la mujer de sus sueños con la que llevaban meses y años hablando a través de chat y con el que intercambiaban instantáneas de Instagram y mensajes de WhatsApp no tienen nada que ver con la realidad.
A pesar de su éxito, estos programas no están exentos de críticas, ya que se les ha acusado de «guionizar» la realidad con el fin de potenciar su impacto y atraer al mayor número de espectadores posible.