Andalucía quiere racionalizar los horarios de emisión y de los programas más familiares
La consejera del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), Carmen Morillo, ha alertado de la falta de garantías que representa la actual franja de protección infantil que contempla la legislación española, pues pasadas las 22.00 horas, en España hay muchas familias con menores viendo la televisión, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos de nuestro entorno. Morillo hizo esta advertencia durante su participación en una mesa redonda organizada por la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles que se celebró en Cádiz.
En su intervención, Carmen Morillo recordó que ya en 2008, un informe del CAA demostró que la franja horaria de protección infantil (desde las 6.00 a las 22.00 horas) semejante a la establecida en los países de nuestro entorno, no coincide con los horarios ni los hábitos televisivos de nuestro país. Este trabajo del Consejo evidenció que entre las 22.30 y las 23.30 hay más menores viendo la televisión que a las seis de la tarde, concretamente, más de 275.000 niños y jóvenes de menos de 18 años. Estos datos llevaron a la Comisión Europea a abrir un expediente a España por no estar garantizando la protección de los derechos de los menores frente a los contenidos televisivos.
La intervención de la consejera del CAA en esta mesa redonda se enmarca en una de las reivindicaciones de esta Comisión, que reclama a las televisiones que adelanten el horario del ‘prime time’, de manera que los programas estrella de cada cadena no acaben después de las 23.00 horas. A este respecto, Morillo consideró difícil alcanzar un pacto con las televisiones comerciales, públicas y privadas, puesto que el ‘prime time’ viene impuesto por los índices de audiencia.
«En España, el consumo televisivo registra dos grandes picos: en torno a las 14.30, coincidiendo con el horario del almuerzo, y a las 22.30, con el horario de la cena. Los programadores de televisión tienen esto muy en cuenta y, en nuestro país se ha ido aplazando el ‘prime time’ hasta situarse a las 22.30, que es el horario de máxima audiencia televisiva», explicó Morillo.
En su opinión, la reordenación de los horarios laborales y el replanteamiento de las pautas que seguimos a lo largo del día, de nuestros horarios de almuerzo y cena, constituyen un reto trascendental y complejo, que requiere de la voluntad y del liderazgo de la Administración pero también la colaboración de la población.
«Es muy difícil, diría que absolutamente imprevisible, que las televisiones atiendan voluntariamente la petición de la Comisión, por muy razonable que sea, en unos momentos de crisis económica en todo el país, pero sobre todo en el sector, que ha generado una verdadera guerra comercial por la audiencia», dijo la consejera del CAA.
En este sentido, recordó que la crisis ha elevado el consumo televisivo, situándolo en cifras históricas y alejadas de la ratios europeas, con 246 minutos al día, y ha incrementado notablemente el consumo televisivo nocturno. «Hay una ecuación lógica -dijo Morillo-: a más desempleados, más familias viendo la televisión a más altas horas de la noche teniendo en cuenta que el 99% de los hogares españoles disponen de televisor».
Racionalizar los horarios de emisión y fin de los programas más familiares
Ante esta situación y en un contexto, el de los contenidos televisivos, donde la autorregulación ha fracasado en España, Carmen Morillo apostó por exigir a las televisiones un ejercicio más responsable de su libertad y derecho a programar que tenga en cuenta intereses sociales y, sobre todo, la protección de los menores de edad.
Esta propuesta la ilustró con datos de los minutos de oro (momento de mayor consumo televisivo) registrados entre el pasado 27 de septiembre y el 15 de octubre. De estos 19 días, en seis de ellos, el minuto de oro se situó en torno a las 22.30, solo en uno -el 29 de septiembre- tuvo lugar a las 14.48, coincidiendo con la retransmisión del Gran Premio de motociclismo, mientras que en los 12 días restantes, el minuto de oro estuvo siempre entre las once y doce de la noche.
Estos datos incluyen audiencias de casi tres millones de personas a las 00.30 horas de una película perteneciente a una saga de aventuras protagonizada por un héroe de 12 años de la literatura adolescente. «¿Es razonable que esa película se emita cuando el público al que está dirigida debería estar durmiendo?», se preguntó la consejera. Lo mismo ocurrió con los dos últimos programas de La Voz, que batieron récords de audiencia a las 23.30 y a las 23.45, rozando los cinco millones de espectadores. «¿Es razonable que un programa blanco, propio de la televisión familiar, termine a altas horas de la madrugada?», incidió Morillo.
NP